miércoles, 14 de julio de 2010

Antonio Cisneros obtuvo el Premio Iberoamericano Pablo Neruda

Alguna vez le escuché decir al escritor chileno Alejandro Zambra que ver a Antonio Cisneros recitando poemas en el Palacio de La Moneda es lo más parecido a ver tocar la guitarra a Keith Richards, en un concierto de los Rolling Stones. Los que hayan asistido a cualquier recital del poeta miraflorino podrán dar fe de ello: Antonio “El Oso Hormiguero” Cisneros lee sus poemas como si no fueran cosa importante, como si fueran remates a sus sazonadas anécdotas de vida. Se presenta como un sesentón criollo, dicharachero, sarcástico y divertido, y luego lee textos que nos sacuden la cabeza a golpes de cotidiana sabiduría.

Al mediodía del lunes, en la ceremonia desarrollada en el Salón Montt del Palacio de La Moneda, Antonio Cisneros ofreció otro de esos recitales memorables, aunque esta vez no eran los suyos: tras recibir la medalla honorífica del Premio Iberoamericano Pablo Neruda, recordó los poemas “Farewell”, “Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos” y “Alturas de Machu Picchu” del Nobel chileno como un agradecimiento por el galardón entregado por el propio presidente Sebastián Piñera.

CONTRA EL LUGAR COMÚN

Los cables señalaron cómo nuestro poeta, quien en el 2004 fuera reconocido también en Chile con el Premio de Literatura José Donoso, agradeció estar “destinado a ser protegido por los dioses de Chile”. No se citaron, sin embargo, sus reflexiones sobre el poder de la poesía de hacer sentido desde la individualidad.

El diario santiaguino “La Nación” lo cita: “La poesía desde hace unos dos mil o tres mil años da vueltas en torno a seis o siete temas: vida, muerte, amor, desamor, soledad, sedentaridad y algo más por ahí [] Entonces, qué es lo que hace que siga existiendo: que cada vez se hace una forma distinta. En el fondo, la poesía es la lucha contra el lugar común. No es más que eso que la gente cuando lee dice: “Ay caramba, yo quería decir eso pero no sabía cómo. En el cómo está la poesía””. El autor será parte de la Colección Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda desde el próximo mes de marzo, con 1.500 ejemplares de una antología poética que circulará en el país del sur. “Nuestro compromiso no solo tiene que ver con reconocer su creación, sino también con lograr que sus obras sean leídas, y ahí tenemos un gran camino por recorrer”, señaló el presidente Piñera.

“En esto estamos trabajando con mucha fuerza, en el desarrollo de un plan de lectura que haga que todas las chilenas y chilenos, las peruanas y peruanos, y los latinoamericanos y el mundo entero puedan disfrutar del talento, del genio, del compromiso de hombres como Pablo Neruda y Antonio Cisneros”, sostuvo el mandatario, en declaraciones recogidas por la página web de la radio chilena Cooperativa.

Por cierto, los diversos medios chilenos siguieron la pista del poeta desde su arribo al país el pasado sábado. Ese día, ofreció un recital poético que colmó las instalaciones de la Sociedad de Escritores de Chile, en el distrito de Providencia.

El jurado formado por el anterior ganador del premio, el nicaragüense Ernesto Cardenal, el poeta peruano Arturo Corcuera, el escritor uruguayo Alfredo Fressia y las chilenas Adriana Valdés y Delia Domínguez, lanzó el nombre de Cisneros, que actualmente se desempeña como director del Centro Cultural Inca Garcilaso de nuestra cancillería.

Según el acta del premio, dotado con 30 mil dólares, el vate fue escogido por ser uno de los escritores más preocupados del quehacer poético y generar un diálogo intercultural.

LA GIRA DE TOÑO

La noche de ayer, el poeta regresó a Lima no solo con un premio y recuerdos de Chile. En efecto, el 7 de julio, el poeta peruano fue uno de los invitados principales del Segundo Festival de Poesía de Buenos Aires, organizado por el Centro Cultural de la Cooperación y dedicado al poeta argentino Juan Carlos Bustriazo Ortiz, fallecido en junio pasado a los 80 años. Dos días antes, Cisneros abrió la Semana Cultural Peruana en esa ciudad, ambicioso ciclo organizado por el Centro Cultural de España en la capital argentina.

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Fuente: El Comercio